El nombre de Las Chorreras se debe a los “chorros” o “chorreras” de agua que con mayor o menor intensidad se pueden contemplar a lo largo del cauce del río Cabriel en este lugar a lo largo de un kilómetro y medio. Aquí el río nunca pasó de tener unas pocas brazadas de anchura, entre paredes rocosas encañonadas.
Tal circunstancia obligó al Cabriel a retorcerse en este paraje en un caos de saltos y cascadas, generando cuevas laterales, pozas de color esmeralda al pie de espumeantes rabiones salvajes.
Unas gargantas que parecen brotadas de un auténtico cuento de hadas. En menos de cinco kilómetros de recorrido, en efecto, el Cabriel desciende en esta zona más de 120 metros de súbito desnivel.
Durante el recorrido del Sendero de las Chorreras por estrechos puentes rocosos, podremos contemplar las magníficas creaciones que la erosión del agua ha formado y los rápidos y cascadas que ésta crea.
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